... y a la aventura que nos embarcamos el Sr. Bronson y un servidor...
Hay días de esos en los que llegas al campo y no sabes si lo mejor es volar o irse a tomar café, pero como nos puede la pasión, decidimos volar.
La mañana estaba brumosa, de esas que ya te avisan,
-las fotos no van a ser nada del otro mundo y lo sabes...
pero desenfundas el invento de hacer arretratauras y como los carretes salen baratos..., ¡los carretes! que viejo soy..., alguno de los que me siguen en este blog se diran... ¿carretes? ¿y eso que é lo que é?
Como ya dije el otro día, la campiña no está en estos momentos con sus mejores galas, campos recolectados, tractores preparando la tierra, eternas hileras de olivos y algún ser vivo que se mueve a nuestro paso, mejor dicho, nuestro vuelo..., pero aún así, lo vemos desde arriba..., ¡todo un placer, oiga!
Hay días de esos en los que llegas al campo y no sabes si lo mejor es volar o irse a tomar café, pero como nos puede la pasión, decidimos volar.
La mañana estaba brumosa, de esas que ya te avisan,
-las fotos no van a ser nada del otro mundo y lo sabes...
pero desenfundas el invento de hacer arretratauras y como los carretes salen baratos..., ¡los carretes! que viejo soy..., alguno de los que me siguen en este blog se diran... ¿carretes? ¿y eso que é lo que é?
Como ya dije el otro día, la campiña no está en estos momentos con sus mejores galas, campos recolectados, tractores preparando la tierra, eternas hileras de olivos y algún ser vivo que se mueve a nuestro paso, mejor dicho, nuestro vuelo..., pero aún así, lo vemos desde arriba..., ¡todo un placer, oiga!